Los bovinos cuentan con un rumen antes del estómago. Este le brinda un ambiente a mil millones de bacterias y hongos que tratan de fermentar y digerir alimentos que los monogástricos no pueden hacer o lo hacen de manera deficiente.
La vida que existe dentro del rumen le aporta tres capacidades únicas al rumiante, que a su vez le permiten ser parte del eslabón de la economía circular:
1. Puede romper moléculas como la celulosa, la hemicelulosa y las pectinas que los monogástricos no. Por esta razón el rumiante puede, por ejemplo, comer fibra.
2. Sintetiza vitaminas hidrosolubles, como la vitamina B12.
3. Puede producir proteína de muy buena calidad con compuestos no proteicos como el nitrógeno. Es decir, alimentos que normalmente terminarían en la basura como cáscara de maní, cáscara de algodón, pulpa de cítricos, aserrín, entre otros, son convertidos en proteína.
Entrevista con Pedro Sueldo.
Este último punto es el más importante y es quizás la principal razón de que el rumiante entre en la economía circular, porque su rumen es una “cuba de fermentación”. “Puede procesar alimentos que son de muy baja calidad nutricional para los humanos, consumir la mayoría de los subproductos industriales y con eso darnos productos de altísima calidad nutricional, como carne y leche” explicó el ingeniero.
Durante el crecimiento de un ternero (gestación, cría y recría) la mayor parte de su alimentación está basada en forraje. Sin embargo, para que el animal llegue a pesar unos 350kg, en el último tiempo el 80% de su dieta está basada en concentrado, es decir, alimentos que sí compiten con nosotros, los monogástricos, como maíz por ejemplo. Es en ese momento donde se empieza a ver la manera de poder disminuir la cantidad de los ingredientes de los alimentos concentrados para reducir la competitividad.
La burlanda es un subproducto que logra cumplir este objetivo y, de alguna manera, reemplazar productos como el maíz sin que se afecte la ganancia de peso diaria ni la calidad de un bovino destinado a la producción de carne.
Desde hace ya varios años, sobre todo en Estados Unidos, se importan terneros de otros estados para que coman la burlanda, y es allí donde entra la economía circular.
Sueldo insistió en la importancia de estos procesos ya que “se trata de reemplazar un ingrediente que, en cierto modo, compite en la alimentación con los humanos, como el maíz, con un subproducto de la industria que, de no tener este destino, se desecharía”.